Nuestra familia llegó a esta finca en 1990, a lo largo de dos años estudiamos los suelos y el entorno para comprender cuál sería la mejor forma de implantar nuestras viñas. Así es como en 1992 ejecutamos un complejo plan de cultivo y empezamos a incorporar las variedades que hoy tenemos sobre los diferentes suelos de la finca.
Tras diez años de intenso trabajo en el viñedo empezamos a construir la bodega, para lo cual se pensó cada detalle para que nos permitiese trabajar de una forma ágil, evitando los procesos que por infraestructura pudieran dañar al vino. Desde la primera vinificación en 2003 hemos ido adaptando nuestra forma de elaboración conforme íbamos encontrando el significado de cada una de las parcelas. Así es como, poco a poco, hemos ido incorporando las herramientas que permiten que el vino sea una fiel representación del viñedo y de nuestro clima, modificando la enología si el caso lo requería. Hoy más que antes dejamos que el vino siga su curso y nos adaptamos a sus necesidades. En el arte de observar está la virtud de aprender y mejorar y así es cómo queremos trabajar cada vino.
Estamos convencidos de que el tiempo es un valor que te permite observar con otros ojos tu entorno
INNOVACIÓN EN BODEGAS DE VINO
Nuestra idea es seguir aprendiendo año a año y dedicar parte de nuestro tiempo al estudio e implementación de nuevas técnicas, o técnicas antiguas renovadas y adaptadas a nuestro entorno.
En su momento fuimos una bodega española de vinos pionera en la zona en la plantación de viñas en espaldera. El marco de plantación de la finca también supuso en su día una revolución en la zona, ya que apostamos por cultivar más plantas por hectárea para aumentar la competencia entre ellas y conseguir una uva de mayor calidad. A día de hoy, contamos con 3.300 cepas por hectárea, con lo que cada planta no supera los dos kilos de producción.
Frente a la tradición anglosajona de los monovarietales, actualmente en boga, en bodegas de vino Chozas Carrascal apostamos por la cultura mediterránea del cupaje. Una mezcla justa de diferentes variedades, donde cada una aporta lo mejor de sí misma cada año, dando como resultado excelentes vinos, con personalidad propia.
LA FAMILIA
La esencia de Chozas Carrascal se encuentra originalmente en la familia que impregna todos los trabajos en viña y bodega que se desarrollan. Aunque el proyecto nace de la pasión por el vino del matrimonio formado María José López-Peidro y Julián López, el origen viene de más lejos. La intensa relación del abuelo de Julián López con el viñedo del entorno y la estrecha relación entre nieto abuelo fue el germen y origen de la idea de crear Chozas Carrascal. El nombre de la bodega lleva el mote cariñoso con el que le conocían los paisanos, Chozas.
En 1990 se enamoraron de esta tierra y su singularidad y vieron las posibilidades que ofrecía para la elaboración de vinos singulares. Estudiaron el entorno y su historia vitícola y volvieron a ubicar las viñas donde tiempo atrás estuvieron, sabedores de que la experiencia de los antiguos viticultores no podría errar. Hoy son sus hijos María José y Julián López-Peidro los que llevan las riendas y en los que recae el futuro de la bodega.
“Nos hemos dotado de la mejor tecnología y el mejor
equipo humano para hacer realidad nuestro sueño”